Hola de nuevo!! Después de un par de meses vuelvo a retomar mi blog para contaros nuestras idas y venidas por el planeta Tierra!
Dada la oportunidad que nos ofrecían unas reuniones de trabajo de mi maridito, 😉 , la última semana de enero, y por supuesto de sus contínuos viajes, esta vez fuimos a parar a Venecia, una ciudad con encanto, en decadencia y a la vez distinta de todas las demás.
El viaje tuvo sus más y sus menos, cogimos un vuelo directo Granada-Milán y una vez en Milán fuimos en tren hasta nuestra primera parada, Padua. Es una ciudad muy bonita y tenemos allí unos amigos (Jairo y Milena) que nos hicieron un hueco para dormir durante dos noches. Son unos amigos estupendos que hicieron nuestra estancia muy agradable.
Nada más salimos de la estación de Padua, su humedad y su frío nos dieron un bofetón que casi nos quedamos allí como pajaritos!! Pero bueno, nada que no pudiera arreglar el ponerse 5 o 6 capas (como las cebollas), unos buenos guantes, bufanda, abrigo y gorro.
Al día siguiente fuimos a Venecia con Jairo y Milena. Llegamos en tren desde Padua, que está tan solo a media hora y cuando llegamos cogimos un vaporetto (es el barco-bus de Venecia) hasta la plaza de San Marcos. Era la inauguración de los carnavales venecianos y había un acto «il volo dell’angelo» que daba paso a los carnavales, pero no lo pudimos ver, porque había tanta gente que no nos dio tiempo de llegar a la hora prevista y ya cuando llegamos había terminado. Pero estuvimos disfrutando de la ciudad, de las máscaras y recorriendo las estrechas calles abarrotadas de gente.
Lo sorprendente de Venecia, es que aunque se esté cayendo a trozos no hacen nada por evitarlo y es que nos enteramos de que tienen totalmente prohibido restaurar las fachadas de las casas, lo que quiere decir que quieren darle ese aspecto en decadencia pero a la vez señorial, lo que la hace una ciudad distinta e interesante.
Subimos a uno de los campaniles, el que se encuentra en la plaza de San Marcos y vimos unas maravillosas vistas de toda Venecia. Es impresionante ver un montón de islitas cerca de Venecia, como Murano, Burano. Además el cementerio lo tienen en otra isla y hasta vimos un entierro, de la iglesia se lo llevaban en barca hasta la isla cementerio…
Lo único malo de este día fue que había tanta gente que no se podía andar por las calles en Venecia y no pudimos disfrutarla del todo, así que decidimos volver al día siguiente y pasear más comodamente por sus calles.